miércoles, 4 de abril de 2012

Oración del caballo

Te presento, Maestro, mi oración:
Aliméntame y calma mi sed.
Cuando vuelva del duro trabajo diario, dame asilo en una cuadra limpia.
Hablame, pues tus palabras serán más eficaces que las riendas o los latigazos y enseñame a trabajar de buena gana.
Si no te entiendo pronto, por favor, no te enfades ni te apresures a coger el latigo; en su lugar examina bien las riendas, pues a lo mejor estan confundidas.
Mira si las herraduras no lastiman mis pies.
Si dejo el pienso y no como, mira mi boca y mis dientes.
No me cortes la cola, que es mi unica defensa contra esas moscas que me atormentan y me irritan tanto.
Maestro mio:
Cuando los años me hayan usado y debilitado, haciendo de mi un pobre invalido, por favor te lo piudo, no me condenes a morir lentamente de hambre.
Tú serás mi juez y mátame con tu mano para que no sufra en vano.
En fin, Maestro, perdona que te moleste con esta mi humilde oración, en nombre del que nacio tambien en una cuadra.

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