miércoles, 23 de mayo de 2012

La descontracción

Se trata del segundo punto, después del ritmo, de la Escala del Entrenamiento. Solo un caballo en estado de descontracción y, por tanto, de calma, puede mantener un ritmo regular y mostrarse brillante, enseñando todo lo que es capaz de hacer y dando la impresión de libertad.
Hasta ahora nadie había puesto en duda el orden de los puntos de la Escala del Entrenamiento. Pero, últimamente, hay una tendencia entre algunos jinetes y entrenadores, muy reconocidos a nivel internacional, que anteponen la descontracción a cualquier otra cosa: Stephen Peters, jinete del equipo de Doma Clásica de los EE.UU. es un claro ejemplo de esta aseveración. En cierta ocasión, le preguntaron cuáles eran los pilares básicos sobre los que se asentaba el entrenamiento de sus caballos y él respondió que eran tres los puntos claves: descontracción, descontracción y descontracción.
Con esta respuesta, cabria preguntarse ¿tan importante es la descontracción?. La respuesta obviamente, es si, aunque no sé si tanto como para anteponerla al ritmo. Pues hay quien aún piensan que el ritmo es lo primero. Sin ritmo no hay doma, ni buena ni mala, pero lo que si esta claro es que sin la descontracción nunca podremos seguir avanzando hacia la calidad. Pero ¿qué es realmente la descontracción?, ¿sabemos lo que estamos haciendo cuando trabajamos en ese sentido?, ¿ tenemos claro lo que se pretende y lo que se consigue con ella?, ¿somos conscientes de que es un punto básico en el entrenamiento de un caballo?
A menudo oímos hablar de la relajación, incluso en seminarios para jueces y entrenadores, pero es un termino erróneo, no solo a nivel semántico, sino también de concepto. Con un caballo relajado no se puede trabajar, la relajación implica pasividad y lo que pretendemos es que nuestro caballo sea un deportista enérgico y brillante. ¿Se imaginan a un corredor relajado en la linea de salida? Llegaría el ultimo. Para hacer deporte, y fundamentalmente para competir, debe estar activado, pero ¿que pensarian si lo vieran con las piernas agarrotadas y estresado? también llegaría el ultimo. Si este corredor está bien entrenado, probablemente, en el momento de practicar o competir tendrá su musculatura bien descontraida y su mente activada, pero en calma, concentrado en hacer única y exclusivamente lo que tiene que hacer en ese momento.
Para conquistar la descontracción es necesario saber que la primera meta es el control de la mente del caballo por parte de su jinete. Solo una mente en calma y concentrada nos permitirá tener un cuerpo elástico sin tensiones ni rigideces.
Un río agitado puede ser la imagen de un caballo con un estado mental de estrés excesivo. Sus movimientos son el reflejo de un pensamiento descontrolado. Pero este clima mental comienza a cambiar cuando conseguimos una buena respiración que nos permite aquietar el movimiento mental y focalizar la atención; poco a  poco el animal ira impregnándose de serenidad. Un ritmo regular y el control de sus movimientos nos llevaran hasta ella. El oleaje de la superficie va atenuándose para transformarse en un espejo de agua. Ahora, su mente se parece más a un lago.
La concentración pasiva implica mantener una actitud serena frente a nuestros requerimientos. Aquello donde el caballo deposita su atención se fortalece y este principio inexorable nos permitirá alcanzar los objetivos buscados. Por eso, el exceso de estrés impide al caballo ser y hacer todo lo que puede. La capacidad de asimilación del caballo aumenta cuanto más se descontrae. Esta realidad destierra el concepto de que el aprendizaje siempre va unido al esfuerzo, ya que los ejercicios aumentan la coherencia de las ondas cerebrales, lo que incrementa al mismo tiempo el periodo de atención.
No es difícil que un caballo pierda la concentración, sobre todo si es un caballo "caliente". Cuando esto ocurra, no debemos reprimir con fuerza su conducta, dejemos que su mente se vaya por un momento a ese nuevo lugar para volver suavemente al que habíamos elegido. Siempre llega un punto de saturación en el que la mente se rinde y se queda donde nosotros queremos.
Una vez que la voluntad de nuestro caballo esté a nuestra disposición, podremos conseguir la descontracción física y mental.
Aunque durante el proceso anterior ya habremos conseguido gran parte de ella, habrá que trabajar en unas determinadas posiciones y con unos ejercicios concretos para ir eliminando resistencias que todavía existan o las que se vayan produciendo.
Cuando logremos el estado de descontracción física, se producirán sensaciones agradables de calor generalizado, sutiles vibraciones de la circulación sanguínea, malestares que desaparecen, etc. El cuerpo se ha liberado de la tensión psíquica y ahora se rige por su propia inteligencia celular, lo que le permite ordenar todo lo que el excesivo estrés ha alterado en el organismo.

   José A. Fdez. Lineros

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