sábado, 14 de julio de 2012

Cualidades indispensables del jinete

"Sin teoría, la práctica puede ser incierta."


"Tratado de equitación" da nombre a la obra escrita en 1863 por D. Manuel Gutierrez Herrán capitán y primer profesor de Equitación de la Escuela General de Caballeria, de donde se ha extraido este capitulo porque el él se encuentran verdades de gran actualidad que seguimos en muchos casos sin aplicar.

Bases y Principios
Todas las ciencias y las artes tienen principios y reglas á las que se deben descubrimientos que conducen á su perfección.
La equitación es sola para la cual á primera vista parece no exista más necesidad que la de la practica. sin embrago, la practica desprovista de verdaderos principuios no es otra cosa que una rutina ignorante basada en una ejecución forzada e incierta, que no tiene mas que un falso brillo capaz de deslumbrar a personas de escasos conocimientos sorprendidas frecuentemente más por la belleza del caballo que por el mérito del que le monta. De aqui el corto numero de caballos bien adiestrados y la poca capacidad de los jinetes.
Esta carencia de principios, hace que los alumnos no se hallen en estado de discernir los defectos de la perfección, no teniendo otro recurso que el de la imitación; sabido es por desgracia  cuanto más facil es adquirir una practica defectuosa que perfecta.
Quienes queriendo imitar á los que tratan de hacer brillar todo lo posible al caballo, caen en el defecto de tener la mano y las piernas en continuo movimiento, despojandose de toda gracia, dando una posición falsa al caballo, viciando el apoyo de la boca y haciendole incierto a las piernas.
Quienes tratando de buscar una precisión y finura que ven practicar a otros, que tienen la sutileza de escoger siempre  sus caballos entre los de una boca excelente, caderas y recursos poderosos, cualidades que no se encuentran mas que en un corto numero de ellos, solo logran con su servil imitación amortiguar la energia y quitar toda la gracia con que la naturaleza habia dotado al caballo puesto entre sus manos.
Otros finalmente arrastrados por el pretendido buen gusto de publico, cuyas decisiones no son siempre oraculos y contra las cuales la timidez no se atreve a revelarse, se encuentran despues de un largo y asiduo trabajo con no tener más mérito que la lisonjera y quimerica satisfacción de creerse más habiles que los demas.
Nuestros Maestros tan celebres en los buenos tiempos de la equitación y cuya perdida es tan sensible aun en el dia, no nos han dejado desgraciadamente reglas generales para conducirnos en la dificil y critica situación en que la actualidad se encuentra por efecto de la revolución introducida en ella, bien por las exigencias del siglo, bien por la inmensa diferencia que existe en la raza caballar.
Privados de estas ventajas nos ha sido forzoso buscar la verdad en los principios de los que nos han dejado por escrito el fruto de sus trabajos y de sus luces.

Sin teoria no hay practica
La opinión de los que creen que la teoria no debe apreciarse en nada en la Equitación, no me impedirá sin embargo sostener que es una de las cosas más necesarias para obtener la perfección. Sin la teoria la practica será siempre incierta, insuficiente é ignorante. Convengo en que en un ejercicio tan corporal, la practica debe ser inseparable de la teoria, puesto que por medio de ella descubrimos la naturaleza inclinación y fuerzas del caballo, y que por este medio se desarrollan sus recursos y bellezas, sepultadas digamoslo asi, en el letargo de sus miembros: pero para llegar a comprender la subliminidad de esta ciencia es indispensablemente necesario que una teoria solida y clara allane las dificultades de la practica.
La teoria enseña los buenos principios que lejos de oponerse a la naturaleza, concurren a perfeccionarla con el socorro de la ciencia.
La practica proporciona la facilidad de ejecutar lo que la teoria enseña, y para adquirirla en un grado conveniente se necesita amar al caballo, ser vigoroso y atrevido y tener mucha paciencia.
Tales son las principales cualidades que forman el verdadero jinete.
Pocas personas existen que no amen al caballo en agradecimiento a los servicios que les presta, y si alguna piensa de otra manera su indiferencia esta bien castigada por los accidentes a que la expone.
Al hablar de vigor y atrevimiento no se alude a la fuerza violenta y a la imprudente temeridad de que hacen alarde algunos jinetes y que les exponen a tan grandes peligros, sino a una actividad energica que mantenga al caballo en el temor y en la sumisión por las ayudas y castigos del jinete, el cual conserva al mismo tiempo el equilibrio, gracia y desembarazo que constituyen las cualidades mas brillantes y esenciales del hombre á caballo.
La dificultad y largo tiempo que exige la perfección y adquisición de estas cualidades hace decir a varias personas con una afectada capacidad que el picadero no es util para nada, que gasta y arruina los caballos, no sirviendo más que para enseñarles á saltar y bailar haciendoles inutiles por consecuencia para las fatigas ordinarias. Este falso principio es causa de que infinidad de personas descuiden tan noble y util ejercicio, cuyo rtesultado es el de aligerar los caballos haciendoles dociles y revueltos circunstancias sin las que todo caballo, bien sea de guerra, de caza, o de escuela no podra ser agradable en sus movimientos ni comodo para el jinete.

Vigor y atrevimiento
Evidentemente ya no se doma para la caza ni para la guerra, pero cabe resaltar las cualidades que dice deben adornar al jinete: amar al caballo, ser vigoroso y atrevido y tener mucha paciencia. Creo que  son principios tremendamente importantes  y de obligada aplicación.
tambien quiero extraer aqui la ultima frase que entraña una verdad en la que creo firmemente y dice: ...) que el picadero no es util para nada, que gasta y arruina a los caballos(...). Este falso principio es causa de que infinidad de personas descuiden tan noble y util ejercicio, cuyo resultado es el de aligerar a los caballos, haciendolos dociles y revueltos, circunstancias sin las que todo caballo, no podra ser agradable en sus movimientos ni comodo para el jinete.
Pienso que sigue valiendo la pena conocer la historia y el pensamiento de los que la forman, de los que podemos aprender y que forman parte de nosotros mismos.

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